sábado, 4 de abril de 2009

Radio Veronica, la historia de una radio pirata




Piratas y bombas
Radio Verónica, transmisiones desde el Mar del Norte
Fernando Cabrera
05-03-2008


Holanda tiene actualmente una amplia gama de emisoras que transmiten música popular y programas de entretenimiento. Tal es el resultado de la liberalización y comercialización de los medios introducida hace poco más de dos décadas. Pionera en ese sentido es Radio Verónica,


una emisora principalmente para un público joven, que empezó a salir al aire a comienzos de los sesenta con transmisiones piratas desde el mar. Para sobrevivir se valió de todo, incluso de un atentado terrorista.


Fue una provocación muy bien hecha, pues, el 21 de agosto de 1960, la primera radio pirata de alcance nacional de Holanda iniciaba sus emisiones. En poco tiempo, Radio Verónica se convertiría en la emisora de mayor éxito en los Países Bajos, imitando el ejemplo de la pionera en este campo, la radio danesa Mercur, que, dos años antes, había comenzado a transmitir desde el mar en la costa de Dinamarca.


Si bien en primera instancia no había medios y los ingresos por publicidad se hacían esperar, al público le agradaron desde un primer momento las transmisiones, y en menos de dos meses, Radio Verónica ya tenía más de 1 millón de oyentes. ¡Un rotundo éxito!
Inicialmente, Radio Verónica emitía mucha música y sin pretensiones, música comercial, accesible para un gran público, y no prestaba atención a política ni religión, a diferencia de las emisoras públicas nacionales que transmitían desde Hilversun, cuya finalidad era la de educar. Además, Radio Verónica era una emisora para un público joven, sin complicaciones ni grandes pretensiones.


El éxito comercial de la nueva emisora pirata empezó en 1961 con la campana NUR DIE. Ése fue uno de los avisos publicitarios, o "commercials", en el que no se decía de qué producto se trataba, sino que se nombraba solamente la marca.
Atención, ¡¡¡ya llegó NUR DIE!!!....o.... Ya está en Holanda ¡¡¡NUR DIE!!!
Se trataba de un anuncio publicitario para una marca de calcetines, pero la forma en que se realizó fue todo un éxito tanto para el producto como para Radio Verónica.
En sus primeros 14 años, la emisora pirata holandesa pudo seguir con las transmisiones desde el mar, pues, curiosamente, se trataba de un pirata muy decente, que pagaba puntualmente sus impuestos y los derechos de autor de la música que emitía. Pero la clave de todo el éxito radicaba en la promoción la música pop holandesa y, lo más importante, el buen enganche con los políticos del partido liberal VVD, organización política que prácticamente conformaba todos los Gabinetes de turno.
Esos contactos en la política fueron fundamentales para el futuro de la emisora. Holanda había firmado el acuerdo de Estrasburgo en 1965, con el que se prohibía toda colaboración desde suelo holandés a estaciones de radio y televisión que no tuviesen una frecuencia oficialmente otorgada. Pero los parlamentarios liberales hicieron lo posible para impedir que este acuerdo se convirtiera en ley y, en consecuencia, Radio Verónica pudo seguir funcionando como una emisora pirata durante mucho tiempo, comenta Auke Kok, autor del libro ‘Dit was Verónica', sobre la historia de la radio.
La influencia que posteriormente tuvo Radio Verónica en el mundo de los medios holandeses fue enorme. Si bien la estación pública Hilversun 3 empezó con programas de música pop, nunca más pudo destronar a la emisora pirata que transmitía desde un barco desde algún lugar del Mar del Norte.
No obstante, en 1971 se produciría un giro enorme en esta situación, tras que, el 15 de mayo, se perpetrara un ataque de bomba contra Radio Noordzee, la emisora rival que también transmitía desde un barco y en la que, curiosamente, Radio Verónica también tenía intereses económicos. La razón para esa acción terrorista fue la decisión de Radio Noordzee de, pese a acuerdos con la dirección de Verónica, transmitir programas de música pop holandesa, hecho que hizo reventar el caldero.
Primero, Radio Verónica entabló proceso judicial contra su competidora por no haber cumplido los acuerdos, pero el juez no pudo emprender ninguna acción contra Noordzee, ya que ésta realizaba transmisiones desde aguas internacionales. De modo que, para acallarla, se debía recurrir a otras medidas más radicales.
De tal forma, el director de Radio Verónica, Bull Verweij, dio la funesta orden de perpetrar un atentado de bomba contra el barco desde donde transmitía Noordzee, el Mebo II. Ésa, pensaba, era la única forma de obligarlo a poner curso hacia la costa, donde podría ser detenido por la Policía. Fue un verdadero milagro que el atentado no causara heridos ni muertos; e incluso las transmisiones, brevemente interrumpidas por la detonación, continuaron con normalidad algunos minutos más tarde. Eso sí, el sector político holandés fue sacudido en sus mismos cimientos.
Tres meses más tarde, el Parlamento holandés decidió con gran mayoría adoptar una ley para poner fin a la vida de las radios piratas Verónica, la pionera, y Noordzee, la competencia. Era el 31 de agosto del 74. La medida desató, desde luego, las protestas y la furia de muchos oyentes, principalmente, porque después de la prohibición de las dos emisoras, no se ofrecía una alternativa.
Actualmente, la ley de medios en Holanda está liberalizada, y el espectro radial holandés cuenta con varias emisoras comerciales que dedican toda su programación a la música popular, y algunas de ellas, en especial, a la música pop holandesa. Pero, a pesar de esta oferta, muchos holandeses mayores de cuarenta años recordaran seguramente, y con algo de nostalgia, las primeras transmisiones de la primera emisora pirata de Holanda, Radio Verónica.
Etiqueta: comunicaciones, Fernando Cabrera, Radio Verónica
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